La mejor forma de empezar el año

Esta fue quizá la mejor cena de Año Nuevo de mi vida. No es por presumir, pero todo lo que me gusta estuvo en su punto: pavo, relleno, ravioles, puré de papa, pastel, sidra y ARMONÍA, el ingrediente más importante de todos. Así es como me gusta celebrar... en paz, con mi familia y sin que se estén diciendo de cosas entre ellos, tirándose mala onda y haciendo sentir incómodos al resto de los ahí presentes. Esta vez puedo decir que me sentí verdaderamente orgulloso de mi familia, pues todos se portaron muy bien y además cocinaron como nunca. Ah, cuando me pongo a pensar en el significado de estos festejos caigo en la cuenta de que estamos celebrando la unión familiar más que la llegada de otro año, pues todo gira en torno al núcleo de padres, hijos y hermanos y si ese núcleo es sólido entonces lo demás es lo de menos. Espero que ustedes hayan tenido una fiesta tan grata o incluso mejor que la mía y ya estén listos para lo que sigue. A lo lejos oigo cohetes tronar en el cielo y me preparo para ir a dormir pues mañana me toca trabajar. Sí, es raro que alguien trabaje el primero de enero pero recuerden que yo descanso cuando el resto labora, así que en vez de enojarme me considero afortunado de empezar el año haciendo justo lo que me gusta hacer, y quiero pensar que se trata de una señal de que habrá mucho trabajo en 2007, lo que a su vez me permitirá hacer realidad otras de mis metas.
Sin duda esta fue la mejor forma de empezar el año, nos vemos.