¡Ah, que la fregada! Parte II

¿No les digo? Como el miércoles ya no hubo grabaciones frente a mi casa, pensé ilusamente que ya se había acabado el mitote, y me dispuse a disfrutar de la aparente tranquilidad de mi calle. Y todo habría salido de acuerdo al plan, de no ser porque el jueves regresaron estos amigos, listos para más acción. Pero cuando sí se consagraron fue hoy (viernes) a la una de la mañana, pues estando en la jeta suprema (babeando el catre y eso), me paré de un brinco al oír a una mujer histérica gritando: ¡Asesina, tú matastesssss a mi papá! O_o

¿Quiúbole? ¿Qué se traen? Y lo que más me sacó de onda fue todo el gentío parado afuera de mi ventana, como si anduvieran pidiendo posada los infames. Lo bueno que no abrí las persianas de par en par o la banda me habría visto en calzones y con los pelos parados. Y como ya no me pude volver a dormir, me puse a ver qué chincuetes estaban haciendo ahí afuera: por lo que pude entender, era como un episodio de Mujeres Asesinas, una ambulancia, un muertito y una señora de sociedá que caminaba toda despreocupada, mientras una chamacona re bien alterada le echaba la culpa de todo. Y por algún motivo, la siguiente escena fue un chorro de gente con velas que iba rezando por la calle... y por más mal que lo hacían, la directora gritaba: Estuvieron increíbles. A ver, una vez más. Y yo: ¡No, ya lárguense! Y así nos dieron las 2:30 am. Lo bueno es que ya no hay más camiones con gente y cámaras allá afuera y, si la producción quiere, hoy sí podremos dormir a gusto. De hecho ya me está dando sueño, pero antes de irme, los dejo con la escena magistral que les platiqué, pésimamente grabada por culpa de mi celular y de que, según yo, quería pasar desapercibido para la grabación. No se extrañen si luego ven una sombra toda chismosa asomada por una rendija cuando salga el mentado episodio, jejeje. Nos vemos.