La primera regla cuando tienes mucho que contar es ser breve y conciso, y el primer error de Man of Steel es justo ese: profundizar en asuntos que no son tan importantes. Quizá haya quien diga: yo sí quiero saber cómo inició todo, pero si consideramos que cada autor tiene su propia versión de la destrucción de Kryptón, no tiene caso perder tiempo valioso tratando de explicarlo. Una mejor forma de iniciar hubiera sido una pantalla negra, un bebé llorando, un manto rojo que lo envuelve, un vistazo al planeta moribundo, una nave para el bebé, un despegue y otra pantalla negra con el símbolo de Supermán, todo en menos de cinco minutos. Después podrían haber mostrado a un Clark Kent de 7 años que juega en una granja y se desmaya al pasar cerca del vehículo que lo trajo a la Tierra. El motivo es un fragmento de kriptonita incrustado en la nave, seguido de un flashback de Kryptón antes de la explosión, donde explicarían los motivos que obligaron a sus padres a enviarlo al espacio. Luego vendría la parte en que Clark descubre sus poderes y el intento de pasar desapercibido entre la gente mientras aprende a usarlos. Después vendría la revelación sobre su origen, la creación del traje y el viaje a Metrópolis, donde salvaría la vida de Luisa Lane ante los ojos del mundo. Un nuevo flashback podría revelar a otros supervivientes de Kryptón que vienen camino a la Tierra, mientras Supermán comienza a ganarse la confianza de la gente. Después comenzaría el romance entre la reportera y el super héroe, al tiempo que los invasores atacan, seguido de una pelea espectacular que hiciera al público querer comprar la película en blu-ray y dvd. El héroe salva al mundo, besa a la chica y la historia termina, aparentemente, salvo por una escena al final de los créditos donde un magnate se presenta como Lex Luthor y extiende su mano para mostrar una sortija verde que parece haber sido hecha con kriptonita. FIN
¿Acaso es tan difícil unir las mejores partes en la historia del hombre de acero para hacer una buena película? Por lo visto sí, pues sus realizadores hicieron justo lo contrario: dieron más peso a la enemistad entre Jor-El y Zod que a la relación entre Luisa Lane y Supermán. Y más peso no sólo significa más tiempo en escena, sino también "mejores" actores. Es decir, buscaron a estrellas de Hollywood para papeles secundarios, dejando a Luisa en manos de la primera actriz que se presentó al casting. Así que tenemos una historia mal equilibrada que depende por completo de las escenas de acción, mismas que fueron llevadas al extremo. Grave error, pues más pelea no equivale a más diversión. Todo en exceso cansa, y luego de ver caer un edificio tras otro la pelea dejó de ser divertida. Finalmente, otro error en su desarrollo fueron tantas escenas inconexas que confundieron a más de uno y que entorpecieron la trama. En pocas palabras, Man of Steel no fue lo que el público esperaba. Para muchos fue un buen intento, pero no suficiente para querer comprarla y menos esperar una segunda parte. Lástima.
Quizá lo único bueno de esta película fue el tipo que eligieron como Kal-El, ya que es lo más parecido al Supermán que dibujó John Byrne en la época de oro de los comics.