martes, 26 de febrero de 2008

El que salga al último, que apague la luz...

Me gustaría ser como esa gente que pasa años en un mismo empleo sin quejarse, pero temo que no puedo. Ya antes me había dado cuenta de que, sin importar lo bueno que sea un empleo, apenas cumplo seis meses y ya estoy pensando en irme. Es difícil explicar por qué lo hago, pero si tuviera que terapearme en mis ratos libres, diría que es porque odio la rutina... y no hay nada más rutinario que pararse todos los días a la misma hora, salir al tráfico (que en el DF es espantoso a toda hora) y llegar al mismo lugar, con la misma gente. Claro, el trabajo del diseñador es muy variado, pero como todo lo demás siempre es igual, se pierde la emoción por hacerlo. Afortunadamente no soy el único que piensa así. Recuerdo una película (Office Space) donde alguien como yo, dice: —¿Te imaginas que dentro de 10 años estemos haciendo la misma cosa?— y su compañero responde: —Sería bueno tener esa clase de seguridad en el trabajo.—

De plano nunca hubiera podido ser burócrata, sin importar todos los beneficios a largo plazo que eso trae (suponiendo que aún exista la jubilación por antiguedad, ¿verdad?). Respecto a mi trabajo en AZ, he estado meditando qué hacer, pues ya tengo ganas de irme... pero no puedo dejarlo así nomás. Quiero tomarme unas vacaciones de mí mismo y olvidarme de responsabilidades por un rato, pero de momento no lo voy a hacer, porque antes debo juntar dinero suficiente para cubrir los gastos de renta, luz y todo eso. Pero seguramente en uno o dos meses estaré por aquí notificando mi salida, sólo es cosa de tiempo. Y culpo a la generación X por eso (jejeje), pero esa ya es otra historia. Nos vemos.

domingo, 10 de febrero de 2008

Puntualidad ante todo

Tengo una amiga que nunca llega a tiempo a ninguna parte, según ella porque la vida es demasiado corta como para pasarla corriendo, pero yo creo que la puntualidad es igual de importante que la confiabilidad. Son cosas que van de la mano, pues no puedes confiarle nada a alguien que nunca mira su reloj (y que no estará en el lugar exacto en el momento exacto). Alguna vez oí que "La puntualidad es la base de los buenos negocios", quizá sea algo exagerado, pero si hay un asunto pendiente entre tú y otra persona, ambos deben calcular el tiempo que tardarán en llegar a la cita (e incluso contemplar cualquier imprevisto que pudiera atravezarse para estar a tiempo). Eso demuestra el interés que tienen para que todo salga bien, sin importar que se trate de una junta de negocios o una simple ida al cine.

Quienes me conocen saben que soy exageradamente puntual en todo (seguramente por aquello de lo obsesivo compulsivo), pero admito que me he ausentado bastante de este espacio y les diré la razón: la vida está allá afuera. Cuando me siento a escribir aquí, doy a entender que tengo mucho tiempo libre y quisiera aprovechar ese tiempo en conocer gente, en hacer deporte, en ir al cine y/o hacer otras cosas para salir de la rutina diaria. Quizá en algún momento me darán ganas de compartir opiniones con otros blogeros, pero será menos que antes. ¿Recuerdan que hubo un tiempo en que me dio por escribir diario? Pues ahora será más bien esporádico; pero seguiré regresando, eso sí.

Bueno, síganse divirtiendo. Nos vemos pronto. Ah, y traten de no llegar tarde a sus citas. No existe eso de "elegantemente tarde", sólo "desconsideradamente impuntual". :p