lunes, 21 de septiembre de 2009

Mi cuartito de lámina

Y en otras noticias: el martes pasado cumplí un año viviendo acá, en mi cuartito de lámina. Le digo así porque en verano se siente como si fuera un sauna —y en invierno es un maldito refrigerador—, así que no me sorprendería que en vez de cemento tuviera una lámina como techo. Y suena chistoso, pero la mayoría de ustedes ya se habría dado a la fuga de ahí, sobre todo cuando empieza a sonar la gotera junto a la ventana o cuando tratas de bañarte pegado a la pared por culpa de una plomería toda malechota. Y mi casero, como siempre, en la flojera absoluta. Siempre que le digo que algo no funciona me sale con que luego lo checa o "Quien sabe por qué pasa eso si todo está al puro tiro", che looser.

Si no fuera por eso sería el tipo más feliz del rumbo, pero como ya estuvo bueno de tanta sonsera estoy considerando seriamente abandonar el barco en pleno naufragio. ¿Y cómo o cuándo? Ps quien sabe, porque ahí viene la otra parte del problema: los requisitos para rentar departamento están muy cañones. Para empezar, quieren que un wey (o huella) me preste las escrituras de su casa como garantía para que se cobren de ahí si tiro el edificio sin querer, pero no aceptan escrituras de casas en rumbos gachitos, nomás en pura zona nice. Luego me piden que demuestre que gano el puro varo desde hace un buen y que tenga una cuenta de ahorro chingona, jajaja. Si así fuera mejor me compraba un condominio en la playa, en vez de andar queriendo rentar un cuarto en la sotea ¿no creen? Y si consideramos que mi cuartito de lámina me cuesta $3,200 al mes ya con todo incluido (all inclusive, como dicen ora), me dan ganas de quedarme otro rato, pero luego empieza otra vez la gotera y el frío de perros (o el calor ingrato) y me dan ganas de salir corriendo. ¿Alguna vez han querido irse, pero al mismo tiempo tienen ganas de quedarse? ¡Chesumá! :p